domingo, 23 de noviembre de 2008

¡Planos y claritos!

Se buscan. Y se pagará hasta 50 euros por ellos. Es mi presupuesto. No puede ser que lleve desde que ha empezado el otoño en busca de unos botines planos y claritos que me gusten. No, no los quiero informales de esos que parecen casi unas zapatillas, ni de esos que son plástico puro. Ni de esos que llevan como si fuera el calcetín a propósito. ¡No! Quiero unos botines bonitos, o incluso botas -Oh Dios, serían perfectos esos que están tan de moda que doblados son unos botines pero que si despliegas se convierten en unas preciosísimas botas altas- pero los quiero en beige. Beige, tostado clarito, como le queráis llamar. No ocres. Ni marrones. Pero que combinen con esos colores. Negros no, gracias. Ni grises, que ya tengo unos divinos. Ni rojos, ni granates, ni verdes, ni azules (me gustan pero ¡quiero poder combinarlos mejor!) ¡Beige! Y no puede ser que me haya recorrido más de cincuenta zapaterías distintas -sin exagerar- y no los encuentre.




Lo más parecido que he encontrado fueron unos en Zara de los que me enamoré nada más verlos pero ¡mierda! llevaban un taconazo de impresión que yo no estoy capacitada para llevar a diario. ¡He dicho planaaas! Y cuando ya pensaba morir de desesperación encontré una pequeña tienda que tenía unos con un lazo, que tenían un aspecto genial... pues, como no podía ser de otra manera, no estaba mi número. Intenté compensar la decepción adquiriendo unas sandalias de lujo en verde botella por sólo 20 euros, pero nada puede tapar el hueco que tengo reservado en mi armario para los dichosos botines. Así que queridos Reyes Magos, vosotros sois mi salvación. Confío en vuestros poderes y vuestra sabiduría, porque yo he sido todo lo buena que puedo ser.



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